miércoles, 21 de octubre de 2020

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

Extrañamos el fútbol especialmente los hombres, la verdad que el coronavirus nos ganó por goleada y para colmo no aparece la solución, todavía.

Estamos esperando que resulte buena la fórmula de “Luisito” Alonso, un gran amigo de Correa, un gran médico.

Pero principalmente un gran amigo, de muchos años.

Le hemos ofrecido el Diario Estrella y volvemos a hacerlo para que lo use explicando lo que el ofrece: Que se investigue esa droga que se usa en animales de nombre “Ivectermina” y que él tiene en estudio con grandes resultados, muy esperanzadores.

No sería raro que la mafia de los laboratorios y de los medicamentos, lo persiga, lo censure, lo demande, lo encarcele o lo mate o trate de castrar una posible y esperanzadora solución para todo este gran problema que estamos atravesando, viviendo, sufriendo y padeciendo.

Hay una hermosa familia, tres hijos triunfadores, 8 nietos de sangre y uno colado y todos hinchas de Racing, menos el colado que es de Central.

En un momento determinado la familia estaba preocupada porque Matías, uno de mis nietos rosarinos, hijo de Gabriela, se nos había dado vuelta para Rosario Central, pero la presión familiar lo obligó a renovar su simpatía por La Academia.

El chiste de hoy:

Las damas de la alta sociedad de Cañada de Gómez acostumbran a juntarse los sábados por la noche en el Club Social, toman un café o cenan y es ya, una reunión tradicional y costumbrista, como también lo es, en las mujeres que hacían rancho aparte de sus maridos para escuchar las anécdotas de Mr. Harry Pirgkengton, un viejo inglés de 90 años, famoso cazador de grandes animales en África, que todos los sábados en el Club Social, les contaba anécdotas que a las mujeres les gustaba mucho y las emocionaba, porque eran realmente aventuras peligrosas las de Mr. Pirgkengton.

Ese sábado el viejo se opuso al pedido de las damas, cuando cayeron a pedirle que cuento les iba contar.

-         ¡Oh no, señoras! Yo no andar bien…

-         ¡Pero Mr. Harry! ¡como nos va a hacer eso!

-         Nos emocionamos con sus relatos, le dijo la intendenta Stella Clérici.

-         Yo como autoridad le pido que no nos haga pasar un sábado sin esas emociones que usted nos transmite.

 

El viejo dobló el diario La Nación que estaba leyendo y medio a regañadientes ante la insistencia de las damas que eran varias se paró con las limitaciones lógicas y naturales de sus viejas piernas de 90 años porque a él le gustaba contar las anécdotas de parado.

 

Y les dice:

 

-         Señoras ya que insisten voy a contarles sobre mi última cacería en África.

 

Apenas las otras mujeres vieron que se armó el grupo en torno a Mr. Pirgkengton, se acercaron todas a escucharlo.

 

Haciendo ademanes el viejo siguió.

 

-         Yo recordar última cacería in África, yo ir por arroyo a zona donde haber leones, hacer fogata y armar carpa para pasar la noche. Fui a carpa a buscar sartén para cocinar pescadou que había pescadou a la tarde. Cuando ir a calentar in hoguera di fuego, (El viejo quería ser claro en su relato) cuando yo estar agachado calentando sartén sentí de atrás mío un ruido, darme vuelta y ver maleza que se movía, haber alguien ahí. Caminé a mi carpa de lona pero antes de llegar a carpa con sartén por el mango se me aparece un enorme León que me mira con esos ojos enormes y con esa melena increíble, salvaje y majestuosa. León mirarme, yo mirarlo con sartén por el mango, di un pasito más hacia carpa y el León, también. Se me acerca. Estaba el León frente a mí y yo con sartén, León me miró, yo lo miré, León abrió la boca y salió un tremendo rugido:

 

GRRRRRRRRR, ARRRRRRRRGOOOOOOOOOOFFF, AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!

 

Las mujeres estaban paralizadas, mirar fijamente al León que hace otra vez:

 

GRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!, GUAAAAAAAAF!!! ARGGGGGGGGG!!! AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!

 

Todas las mujeres se quedaron calladas y el mismo viejo se quedó estático, miro para todos lados y dijo:

 

ME CAGUÉ TODO!!!

 

Se armó un remolino, las mujeres querían disimular o irse, el viejo se había ido a la mierda.

La intendenta Stella, la más piola de todas luego de un momento llama a las chicas y toma la palabra:

-         Chicas, vengan, vengan acá, no se vayan.

 

A cualquiera de nuestros mariditos le podía pasar esto, imagínense, en África solo, un León y para defenderse tiene solo una sartén por el mango…

 

Mr. Harry Pirgkengton interrumpe a la intendenta y dice con las piernas abiertas:

 

-         Nou señora, digo que me cagué todo ahora cuando grite haciendo e imitando el rugido del león.

 

 

Telón rápido.