sábado, 24 de octubre de 2020

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

LAGRIMAS Y SONRISAS.

Luego del 8 de noviembre del 1980, conocí a un gran periodista rosarino, Juan Gerardo Mármora, quien en todas las radios me defendía de los ataques del periodismo rosarino por el alto precio de la entrada que impuse para la actuación de Richard Clayderman. Ese espectáculo había dado un dividendo de 12.500 dólares, pero en sí había sido un enorme riesgo  para una empresa del interior por un show de un artista aún no consagrado como lo era el francés. Mármora conversó conmigo en Teatro El Círculo en un barcito que había en el mismo teatro y le agradecí su defensa, pero le prometí que iba a hacer dos espectáculos más en El Círculo a pérdida  de dinero con lo cual quería devolverle en cierta forma a Rosario una buena parte de lo que yo había ganado la noche del 8 de noviembre de 1980. Mármora me preguntó que se trataba y yo le expliqué que Antonio Agri, el gran violinista de Astor Piazzola nunca había actuado en Rosario su ciudad natal con su pequeño conjunto de música de tango. Y era obvio que el Teatro El Círculo no era para él o mejor dicho no era para hacer un buen negocio con él. El otro espectáculo era contratar a Jaime Dávalos y Julia Elena Dávalos, su hija, los cuales estaban disgustados y no se veían desde hacía 25 años.

-Yo sé, Gerardo, que en estos dos espectáculos pierdo plata. Pero yo nunca voy a ser rico porque me gusta devolver los favores y siempre con intereses.

Mármora se sorprendió al escucharme y desde allí fue el periodista rosarino que más publicidad y propaganda le hizo a Ronda Musical en Rosario en toda la historia de mi empresa.

Agri actuó con menos de un tercio de plateas, y para Jaime Dávalos y su hija Julia Elena apenas superamos la mitad de la platea.  Entre los dos espectáculos perdí el 30% y/o 40% de lo que había ganado con Clayderman. Pero eso a mí no me importaba, nunca me importó el dinero sino que sea para gastarlo.

No fue fácil que Jaime Dávalos no se enterara que el contrato que le hice para actuar en el Teatro El Circulo de Rosario, era un espectáculo armado por Ronda Musical para que volviera a encontrarse con su hija en un escenario.

La publicidad y la propaganda hablaba de la gran noche de Jaime Dávalos y otros. La publicidad de Gerardo Mármora en los programas que él hacia omitían mencionar la presencia de Julia Elena porque eso le había pedido para que todo el operativo diera un resultado positivo. Jaime Dávalos fue mandado a un hotel y Julia Elena a otro hotel. Ella sabía lo que yo pretendía hacer y estaba de acuerdo, el viejo no sabía nada ya que de saberlo, jamás lo hubiese aceptado.

Fue una linda noche folklórica y cuando Jaime ya había terminado su función  nuestro animador anuncia que hay una sorpresa para el gran Jaime y se siente de atrás una música y una voz celestial que aparece en la persona de su propia hija desde atrás de un pesado telón, caminando hacia él con su voz tan particular, cantando “caminito que el tiempo ha borrado bordeado de juncos en flor”,  y acercándose, mirándolo al padre en medio del escenario mientras  a Jaime se le nublaron los ojos cantándole a él ese tema que ella cantaba tan bien con todo el público de pie aplaudiendo,  más de la mitad con lágrimas en los ojos. El abrazo de padre e hija fue interminable y todavía estoy seguro de que en algún rincón del Teatro El Circulo debe quedar un pedacito de la enorme emoción y sentimiento que vivió esa noche la gente que llenó medio Teatro y que de pie aplaudió y lloró junto con nosotros el reencuentro de un grande de nuestro folklore con su propia hija, reconciliándose tras 25 años de separación.

No tengo dudas de que fue el espectáculo que más emoción me produjo y más orgullo tengo en contarlo, esas cosas no se miden en dólares como el éxito de Richard Clayderman.

Gerardo Mármora murió años después y apareció en su auto en la ruta 9 entre Correa y Rosario. También a él lo lloramos nosotros…