Argentina soportó un mandato presidencial terrible como si los 40 ladrones de Alí Baba se hubiesen instalado en la Casa Rosada para hacer sus fechorías. La víctima: Argentina. El victimario: Mauricio Macri.
Cuando el pueblo se dio cuenta de quién era Macri, apoya al peronismo para poner en la presidencia a Alberto Fernández y lo logra.
Empezó todo muy bien, el optimismo y la esperanza se desparramaron por todo el país pero había un fantasma escondido.
A los pocos meses de ser elegido presidente Alberto Fernández, estalla una plaga mundial con millones de enfermos, contagiados e infectados y cientos de miles de muertos en todo el mundo.
La Argentina peronista que tan bien había empezado a gobernar el país, se ve envuelta en una gran encrucijada y todo se convierte en una expresión de deseo, muy lejana a la realidad.
Se instaló una cuarentena que en vez de durar 40 días duró 10 meses, decenas de miles de muertos y cientos de miles de pobres e indigentes pidiendo dinero y comida porque ni siquiera podían trabajar por riesgo a contraer este bicho del Covid-19 que sospechosamente cubrió casi todo el globo terráqueo en algo que nadie se explica y que pone en tela de juicio si hubo una mano criminal humana en esta pandemia que todavía sigue.
Trabajó todo el mundo y en los últimos días recién, ante proyectos de científicos de los países avanzados, adelantados y desarrollados del mundo, surge como salvadora de la raza humana una vacuna rusa que barre con todas las demás que otros países habían inventado para parar esta terrible pandemia que sacude al mundo.
No agrandamos los temas ni ampliamos los títulos porque todavía es más una esperanza que una realidad, Dios quiera que la vacuna rusa se haga realidad.
EL DIRECTOR