martes, 25 de julio de 2017

CASAMIENTO. Su gran crisis.

¿Recuerdan ustedes cuando había que pedir turno en las parroquias para casarse? Había hasta 7 casamientos por sábado y las familias duraban hasta que se morían algunos de los dos primeros de la pareja pero dejando regados a su paso por el mundo, hijos, nietos y hasta bisnietos. Luego empezaron las separaciones, los divorcios, y últimamente el fenómeno más común es «juntarse» y fabricar una familia sin pasar ni por la iglesia, ni por el registro civil. Los cambios muchas veces son aprobados por una parte y otras veces desaprobados por otra.
Desaparecieron los casamientos preparados por las familias más que por los sentimientos o el amor de la pareja. Y leyendo los diarios también empezaron los temores a los casamientos «por interés», donde de amor ni se habla y la unión tiene los meses o los años contados. Tales son los cambios de los últimos tiempos que ahora en vez de casarse un hombre y una mujer enamorados «hasta la muerte», se casan aunque no por iglesia (todavía) un hombre con otro hombre, y una mujer con otra mujer dándole un giro total y poco entendibles para muchos entre los que nos contamos pero respetamos porque el ser humano tiene derecho a que su intimidad no sea invadida y tiene pleno derecho sobre ella.
¿Llegara otro renacimiento como la edad media?
Los más perjudicados, desgraciadamente, por esta nueva forma de ejercer la libertad de juntarse de los jóvenes sin pasar ni por la iglesia, ni por el registro civil, son los hijos que con el tiempo dejan de poder gozar de una autentica familia si se produce la separación de los padres. Entendemos que a esta nueva costumbre de la gente joven le están faltando leyes que protejan a los chicos.