sábado, 6 de marzo de 2021

MIGUEL LIOI.

Otra vez los mellizos juntos…


Hace muy poco tiempo murió su hermano mellizo y ahora se nos fue
Miguel.
Uno era hincha de Racing y el otro de Boca, pero jamás nadie vio que
se pelearan estos dos hermanos que eran casi una sola persona.
Los queremos y los quisimos siempre. Pocas veces hemos visto en
gente de trabajo y sin estudios superiores tanto respeto, tanta
educación, tantas ganas de trabajar, tanta seriedad, tanta y tanta
simpatía.
A los 76 años y tal como mucha gente pensaba y calculaba, en fechas
tan cercanas a la muerte de su hermano mellizo, se fue Miguel.
Dejaron un tendal de amigos y nadie podría criticar ni un solo acto de
estos hermanos mellizos que se hicieron conocidos por buenos, por
trabajadores, por eficientes y por efectivos en sus modestos trabajos y
por el gran parecido que tenían entre sí.
Los dos se vistieron hasta muy alta y avanzada edad de la misma
forma, pantalón negro y camisa blanca o pantalón blanco y camisa
negra, así que la gente tenía aún más dificultades para identificarlos y
reconocerlos de tan parecidos que eran.
Fueron amigos de Estrella y empleados transitorios de Ronda Musical.
La sonrisa permanente de sus caras no desaparecía cuando discutían
por Boca y Racing.
Juntos iniciaron un negocio de la venta de agua natural desde Carlos
Paz viajando y cumpliendo como siempre cumplieron ellos.
Recordamos una vivencia risueña de los mismos:
Un mellizo vendía las entradas en la esquina del Centro de Ronda
Musical cuando enfrente estaba la estación de colectivos. El vendía las

entradas del popular lugar y unos metros a la izquierda entregaba las
entradas al otro hermano que tenía la misma cara, la misma ropa y la
misma sonrisa que el que le había vendido el boleto.
Muchos decían:
- ¡Qué rápido que el portero vino a la puerta a romper las
entradas!

Y no es una broma o si es una broma después de que se enteraron
los asiduos concurrentes a ese sitio, que eran exactamente iguales.
Iguales en bondad, iguales en laboriosidad e iguales en
cumplimiento.
No necesitaron ser abogados, ni escribanos, ni médicos, ni
arquitectos ni nada para que sus fallecimientos tan cercanos uno del
otro hayan entristecido a todo un pueblo.
Hay gente que no tendría que tener permiso para morirse, los Lioi
eran de esos y nuestro lamento alcanza a toda su familia, a todos
sus amigos y a todos los que los conocieron tales como eran, los
mellizos Lioi.
Dios seguro, los debe haber premiado.

José Antonio Ramacciotti